¿En qué momento de la reforma se proyecta la iluminación?
Como forma parte del diseño de la vivienda, se estudia desde el principio integrarla en la arquitectura y en la decoración. El objetivo es tener luz donde se necesite: sobre la encimera, marcando las circulaciones, creando atmósfera en el estar, etc…
¿Por qué es importante integrar la iluminación artificial en el proyecto?:
- Por una cuestión técnica: antes de colocar cielorrasos y revestir paredes, hay que realizar la instalación eléctrica. La idea es que la pantalla de suspensión caiga justo en el centro de la mesa del comedor, por ejemplo, y que los cables de las lámparas no tengan que atravesar la habitación en busca de un enchufe.
- Porque con un proyecto estudiado en plano se pueden pulir detalles, como hacer una iluminación empotrada en suelo o en pared para una escalera o pasillo.
- Porque es fundamental para saber la cantidad exacta de luminarias que vas a necesitar y ajustar el consumo. Proyectar en plano ayuda a reducir la cantidad de horas que las bombillas están encendidas, incentivando el uso de la luz natural. Para ello, se plantearán soluciones como instalar tubos solares o ventanas de tejado en las zonas internas de la casa, crear espacios intercomunicados o reducir la compartimentación.
¿Quién se ocupa del diseño de la iluminación? Nadie mejor que el arquitecto o interiorista, basándose en tus gustos, costumbres y necesidades. En obras de envergadura se puede pedir la colaboración de un diseñador de iluminación.
¿Qué tipos de luz hay que considerar? Aunque no existe una receta fija, se puede resumir con tres tipos: general, ambiental y puntual. A partir de esta clasificación, toca repasar la casa, ambiente por ambiente, para ver necesidades específicas.
¿Cómo iluminar? El proyecto ha de ser flexible, para que puedas tener la opción de encender, regular la intensidad o apagar las luminarias de forma independiente, haciendo un uso eficiente de la instalación. Hay que tener en cuenta y diseñar distintos tipos de luz: fija, de sobremesa, pie o, incluso, meramente decorativa.
¿Qué iluminar? Cada ambiente tiene sus exigencias. En la cocina, por ejemplo, se necesita una iluminación puntual y concentrada en encimeras e islas, y una general para rellenar espacios de circulación. Si cuentas con un lugar para comer, no renuncies a un toque íntimo con una lámpara de suspensión.
Si la cocina es abierta, la iluminación se tiene que planificar en combinación con el resto del ambiente al que se abre, especialmente en temperatura de color y reproducción cromática.
La mesa para comer necesita una luz nítida que barra todo el plano, pero que no encandile o deslumbre a los comensales, por eso la que mejor funciona es la iluminación suspendida.
El estar es la zona que más variedad de luces necesita: el proyecto será un éxito, si se estudia junto a la distribución de los muebles. La luz general conviene reducirla al mínimo, dando protagonismo a la iluminación sectorizada, junto al sofá y butacas; o sobre una consola o mueble bajo.
¿Cuándo he de incorporar focos empotrados, de superficie o de carril?
La iluminación con focos es la que más se integra en la arquitectura, y la que enlaza los distintos ambientes de la casa, con un criterio lumínico común, convenientemente de luz cálida y de temperatura de color que no pase de los 2700 ºK
Si se concibe junto con la reforma, opta por focos empotrados, que pasan más desapercibidos.
Cuando el techo no admite este encastre, opta por focos que se instalan sobre el techo, que tienen un rango de movimientos amplio, lo que también te dará más flexibilidad de uso.
Los focos que se instalan sobre un carril electrificado son los más indicados para iluminar cuadros, fotografías y esculturas. Solucionan también problemas de instalación en forjados de hormigón o de bovedillas.
¿Y TÚ?
¿Crees que la iluminación es algo secundario?
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